sábado, 30 de enero de 2010

Capitulo 1. Cuando crees que la cosa no puede empeorar...Empeora

-¡…Y nos despedimos hasta el próximo programa, gracias por escucharnos y síganos mañana!-es lo último que dije hasta que la lucecita que indicaba que estábamos en el aire se apagó.
-Buen programa, Light-dijo mi compañero levantándose y dándome una palmada en la espalda.
-Igualmente, Peter-dije levantándome para ir a por un café.
Me llamo Jack Light, tengo treinta y un años y soy locutor de una cadena musical de radio con bastante prestigio. Empecé aquí harán unos cinco años aproximadamente. El equipo aquí es muy bueno y el sueldo es bastante…no puedo quejarme de nada.
-¡Ah! Light-dijo Peter, mi compañero de cadena-, el jefe quería verte, no me ha dicho la razón, pero se le veía muy serio, yo que tú iría ya.
-Si, claro. Enseguida voy, gracias por el aviso-dije mientras seleccionaba el café que quería en la máquina.
Me bebí el café de un tirón (no debería haberlo hecho, me empezó a arder la garganta y la lengua comenzó a abrasarme) y fui al despacho de mi jefe. Al llegar pegué en la puerta un par de veces.
-Entra-dijo su voz grave desde dentro.
Entré en el despacho dónde se encontraba mi jefe. Es el típico jefe ricachón, gordo, con voz grabe que intimida. Pero en el fondo es un buen tío.
-¿Me necesitaba, jefe?-dije entrando en el despacho.
-Si, siéntate, Light-dijo muy serio.
Obedecí y me senté en la cómoda silla frente su escritorio. No se por qué pero la manera de cómo me miró cuando entré no me dio una buena sensación.
-¿Quieres un café, un refresco…?-dijo como si tratase de romper el hielo.
-No, gracias, acabo de tomarme un café-aún me ardía la lengua.
-Bien…-suspiró-…Lo que te voy a decir no es fácil…Verás, durante estos cinco años has trabajado muy bien con el equipo, has sido un magnífico locutor…pero creo que no deberías seguir aquí.-De repente el asiento que me parecía tan cómodo ya no lo era tanto…y la lengua dejó de arderme al instante-…Verás, hay gente joven que quiere participar en esta cadena de radio y creo que no encajas del todo bien en el tipo de cadena que queremos representar…Lo siento, Light…pero estás despedido.
De repente empecé a marearme… ¿Despedido? ¿Ahora qué haría? Esto no puede estar pasándome…
-Pero… ¿Qué he hecho mal?-dije con voz débil.
-Nada…pero creemos que esta cadena iría mejor con un locutor más…juvenil. Puedo recomendarte a otras cadenas si así quieres…creo que eres muy buen locutor…
-… ¿Puedo irme ya?
-Si, claro. Si necesitas algo ya sabes dónde encontrarme. Hasta pronto, espero.
Estreché su mano y salí del despacho sin poder habérmelo creído aún…Sentía como que todo el mundo me miraba con pena, cómo si estuviesen pensando: “Pobre…” “¿Qué hará ahora?” “Está acabado…” “Esperemos que no haga ninguna tontería…”. Al salir de allí fui directamente a por mi coche para volver a casa y olvidarme de todo…El camino a casa era prácticamente insoportable…había atascos, ruido de cláxones y sirenas, dentro de poco empezaría a llover y la carretera que iba a coger para llegar antes a casa está cortada por obras y tardaré quince minutos mas tarde de lo que esperaba… ¿Por qué todo esto me pasa a mí? Ahora me parecía que todos estaban más felices que yo, que toda mi suerte se había repartido por el resto de los habitantes del planeta. Pasaba delante de un parque y veía a los niños jugar felices, riendo. Sus madres despreocupadas sentadas en un banco cotilleando seguramente. Alguna que otra pareja paseando cogidos de la mano. Todos parecen felices…ríen como si nada malo pudiese pasarle, como si el mundo fuese perfecto. Pero no lo es, el mundo es cruel, cuando crees que estás en la cima…te caes y la caída te destroza…Menos mal que tengo alguien que puede levantarme… Clara, mi novia, con la que estaba desde que era un crío de diecisiete años…la mujer con la que vivo desde hace tres.
-Amor, ya estoy en casa…-dije entrando al llegar a casa. Es la vivienda perfecta para dos personas…ni muy grande ni enana, tiene un salón amplio y luminoso, una cocina estrecha pero alargada, el dormitorio es el sitio donde más calor hace en invierno y donde mas frío en verano. Es la casa ideal…junto a la mujer ideal.
-Ah…hola, Jacky…que pronto has vuelto…-dijo saliendo de la cocina.
Y ahí está. Ella. Ella frente a mí. Ella sonriéndome con dulzura. Ella y su belleza española. Ella, con su pelo negro azabache y suave como la seda. Ella con tez morena y ojos verde esmeralda. Ella, la primera y única mujer en mi vida. Ella perfecta. Es simplemente, ella.
Solté las llaves en la entrada y fui a abrazarla; la necesitaba, necesitaba su cariño, su amor, sus besos, sus caricias, su abrazo…
-Te he echado de menos-dije hundiendo mi rostro en su pelo. Soltando una lágrima discreta.
-Jack, Jack… ¿Qué ocurre?-dijo preocupada.
Me separé un poco de ella, para buscar sus labios cálidos y suaves…pero lo evitó.
-Clara… ¿Qué pasa?-me separé de ella- ¿Algo no marcha bien?
-Verás…-dio un largo suspiró-…Tengo que volver a España.
-No pasa nada, si tienes que ir vete… ¿te vas mucho tiempo?
-No, Jack…Me voy a España…no regresaré…
De repente las piernas empezaron a temblarme…mi vista se nublaba…todo se derrumbaba… ¿Irse? ¿Cuándo? ¿Por qué? -Lo siento, Jack…pero me necesitan es España…tendría que habértelo dicho antes…Pero no encontraba el momento…
Esto no puede estar pasando…me despiden…y Clara me deja…se va a España…Esto no me puede estar pasando a mi…Dios… ¿Qué he hecho mal? Esto tiene que ser un sueño… ¡No! ¡Una pesadilla!-me pellizqué el brazo disimuladamente…no, no era un sueño…esto me estaba sucediendo de verdad.
-Pero… ¿Por qué? ¿Por qué ahora? ¿Por qué no me lo dijiste antes? ¿Ya no me quieres?-empecé a atropellarla con preguntas.
-Jack, Jack, Jack…tranquilízate, ¿quieres? Tengo que irme por asuntos familiares, no te lo dije antes porque estabas ocupado con la dichosa cadena de radio…-dudó-…y…no sé si sigo sintiendo lo mismo por ti o no, Jack…lo siento.
-…No te disculpes-dije abatido-…no hace falta. Uno no puede controlar lo que siente, y en España te necesitan más que yo…-mentira, mentira...NADIE la necesitaba más que yo en estos momentos…NADIE.
-De verdad que lo siento, Jack…
-No es necesario que te disculpes-disculparse es poco… ¡Tendría que suplicarme mi perdón!...Maldito orgullo…-Bueno…supongo que tendré que buscar un sitio donde pasar los próximos días hasta que tu te vayas…
-No, no hace falta-me interrumpió-. Pasaré la noche en casa de una amiga, quédate tú aquí. Tengo las maletas hechas…así que me voy ya…Hasta siempre, Jack.
Se acercó a mí y, poniéndose de puntillas, me besó en la mejilla. Fue un beso cálido y breve, fue un beso…de despedida. Entonces me di cuenta de que ese sería probablemente nuestro último contacto que demuestre cariño o afecto…Así que cerré los ojos deseando que ella cambiase de opinión de repente, que no se fuese, que se le pasase y volviese dentro de poco…Pero entonces escuché como la puerta principal se cerraba…y supe que ella no volvería.

[…]

-Basura…Basura…Basura…-dije mientras hacía zapping tirado en el sofá. No sabía cuánto tiempo llevaba así…lo único que sabía es que:
1. Clara no volverá
2. Está anocheciendo.
3. Llevo la tarde entera viendo “tele basura”.
4. Con el botellín de cerveza que me acabo de tomar ya van cinco por lo menos…
¿Me levanto? ¿Para qué? No tengo ninguna razón para levantarme. Ojala pudiese empezar todo de nuevo…empezar de cero, una vida nueva… ¡Pero una vida nueva no se empieza tirado en el sofá! ¡Arriba!
Me levanté con energía convencido de que encontraría la forma de seguir adelante, cambiar, empezar de cero…entonces me doy un golpe con el dedo meñique del pie izquierdo contra la mesita de café sin darme cuenta. Grito de dolor…jodida mesa…Entonces la aparto con una pequeña patada con el pie para poder pasar bien…Y un montón de papeles se caen de la bandeja de abajo…Genial, señor “Vida nueva”…Valiente forma de empezarla.
Me agacho a recoger los papeles, la mayoría cartas del banco, publicidad…Pero hay una cosa que me llama la atención. Entre todas esas cartas hay una foto. La miro con curiosidad…Es una foto algo antigua, salimos mi padre, mi madre y yo (más bien “mini-yo”, tendría unos diez años) delante de una casa grande…con aspecto de estar en un pueblo…Creo que reconozco esa casa, es la de mi tía May (falleció hace dos años y medio mas o menos). Esa casa está en el pueblo dónde me crié…Y esa casa…creo que se la dejó en herencia a mis padres…
Entonces se me ocurrió una idea, la única idea que había tenido en toda la tarde que me había hecho sonreír.

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